El cáncer de endometrio, el tumor ginecológico más común, presenta un pronóstico generalmente favorable, lo que lo diferencia de otros tipos de cánceres ginecológicos. La mayoría de los tumores que afectan al útero se desarrollan en el endometrio, la capa más interna de este órgano reproductor femenino.
El endometrio es una membrana que recubre la cavidad uterina y se expulsa mensualmente durante la menstruación. Sin embargo, cuando las células endometriales crecen fuera del útero e invaden otros órganos como los ovarios o el peritoneo, se produce una condición conocida como endometriosis. Es importante señalar que la endometriosis no es un factor de riesgo para el cáncer de endometrio. Aunque puede estar relacionada con ciertos tipos de cáncer de ovario, no afecta directamente la cavidad uterina.
La exposición descompensada a los estrógenos, hormonas femeninas, puede provocar una serie de cambios en el endometrio que favorecen la aparición de tumores. Los tumores de endometrio más comunes son de tipo epitelial, conocidos como endometrioides. Aunque menos frecuentes, también pueden desarrollarse en esta zona tumores de células claras o serosos.
Los cánceres endometrioides se originan en la capa más interna del útero, mientras que en la capa intermedia, el músculo uterino, pueden aparecer miomas y sarcomas uterinos. Los miomas son tumores benignos y relativamente comunes, en contraste con los sarcomas uterinos, que son malignos pero infrecuentes.
El conocimiento y la detección temprana del cáncer de endometrio son cruciales para un tratamiento eficaz y un pronóstico positivo. Mantener un control ginecológico regular y estar atento a los cambios en el ciclo menstrual y otros síntomas puede hacer una gran diferencia en la salud ginecológica de las mujeres.