Los miomas pueden ser de un tamaño inapreciable a simple vista o de un tamaño que asusta, dándose casos muy notorios de masas tumorales superiores al peso de un bebé recién nacido.
Es importante su localización pélvica: submucosos -superficie del endometrio-, intramurales -espesor del miometrio- y subserosos en el exterior del útero.
Las mujeres con miomas submucosos e intramurales sufrirán reglas mucho más abundantes y de muchos más días de duración, y pueden generar fallos de implantación durante los tratamientos de infertilidad.
En cuanto a la esterilidad, al ocupar estos miomas un espacio dentro del útero, pueden provocar abortos, partos prematuros o retardos en el crecimiento fetal.
Si la placenta se inserta justo en la pared endometrial donde se ha desarrollado este tipo de mioma, el tumor puede ocasionar patologías graves, como un desprendimiento de placenta.
Los miomas subserosos -extraútero- provocan problemas de compresión al apoyarse sobre la vejiga, dando ganas de hacer pis más veces, o sobre la zona del recto, causando estreñimiento.
Es importante tratar los miomas por 3 razones: primero, por su frecuencia; segundo, por la edad en la que aparecen dentro de la mujer; y tercero, por la sintomatología que provocan los miomas, un 30 % de los casos».
De EFE