Cada 1 de diciembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida, una oportunidad para reflexionar sobre los avances, los retos y la importancia de mantener la lucha contra esta epidemia que afecta a millones de personas en todo el mundo.
De acuerdo con cifras recientes de ONUSIDA, más de 38 millones de personas viven actualmente con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Aunque los avances científicos han permitido mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes gracias a la terapia antirretroviral, el estigma, la discriminación y la falta de acceso a los servicios de salud aún representan grandes desafíos.
En República Dominicana, el Ministerio de Salud Pública reporta una prevalencia estimada de VIH del 0.9% en la población general, con esfuerzos continuos para disminuir las cifras de transmisión, especialmente en grupos vulnerables como jóvenes, mujeres y hombres que tienen sexo con hombres (HSH).
En la actualidad, la terapia antirretroviral ha evolucionado con medicamentos más efectivos y con menos efectos secundarios, lo que permite a las personas vivir una vida plena y con esperanza de vida cercana a la de una persona sin el virus. Además, se han implementado estrategias preventivas como la profilaxis preexposición (PrEP), que ha demostrado reducir significativamente el riesgo de adquirir el VIH.
Expertos locales destacan que una de las principales herramientas para combatir el VIH es la educación. Programas dirigidos a la población joven, la promoción del uso del condón y campañas que fomenten pruebas diagnósticas tempranas son clave para reducir la transmisión.
Las autoridades de salud y organizaciones no gubernamentales hacen un llamado para continuar invirtiendo en la investigación, fortalecer las campañas de prevención y erradicar la estigmatización que enfrentan las personas que viven con VIH.
El compromiso global y local es claro: alcanzar el objetivo de ONUSIDA para 2030, que busca poner fin a la epidemia del sida como una amenaza para la salud pública, requiere del esfuerzo conjunto de gobiernos, comunidades y del sistema de salud en su totalidad.
En este contexto, recordar que «el VIH no discrimina, pero nosotros podemos eliminar la discriminación» debe ser el lema que guíe la lucha de toda sociedad para crear un futuro más inclusivo y saludable.