Las enfermedades sexualmente transmisibles (E.T.S.) son provocadas por diferentes agentes tales como bacterias, virus, parásitos, como su nombre lo indica, tienen en común la posibilidad de ser adquiridas durante la actividad sexual.
Otra vía posible de transmisión es la vertical, es decir la de madre a hijo, que se adquiere durante el embarazo y/o parto.
¿Cuáles son las E.T.S. más frecuentes? Sífilis, gonorrea, clamydias, tricomonas, herpes, HPV, SIDA, Hepatitis B y C.
¿Cómo se manifiestan? Muchas veces pasan inadvertidas, debido a que pueden no dar síntomas durante un lapso prolongado de tiempo. Otras veces pueden provocar diferentes síntomas tales como:
Las adolescentes son más vulnerables a adquirir una enfermedad de transmisión sexual debido a la inmadurez del sistema inmunológico propio de esta etapa. Están aún más expuestas aquellas que inicien tempranamente su sexualidad, que tengan relaciones sexuales no protegidas o usen el preservativo en forma inconstante y que realicen cambios frecuentes de parejas sexuales.
Otra población de alto riesgo la constituyen los drogadictos endovenosos que comparten jeringas, los homosexuales que no utilizan preservativo, las prostitutas y las personas que mantienen relaciones sexuales con más de una pareja simultáneamente.
¿Cómo prevenir las E.T.S.?
La única manera de prevenir E.T.S en población sexualmente activa es a través del correcto uso del preservativo durante las relaciones sexuales. Significa utilizarlo en todas las relaciones sexuales, antes de iniciar cualquier contacto genital. Verificar siempre la fecha de vencimiento, no exponerlo al sol y guardarlo en un lugar fresco. Nunca debe abrirse el envase con los dientes. Luego de la eyaculación, habrá que sostener la base del preservativo para impedir que se deslice. El pene se retira de la vagina cuando todavía se encuentra erecto. Una vez retirado el preservativo, se tira a la basura.
Actualmente también contamos con una vacuna que sirve para prevenir la Hepatitis B.