En muchas ocasiones, hemos escuchado a pacientes comentar: “Me prepararon” o “Me amarraron”, refiriéndose a lo que en el ámbito médico se conoce como ligadura de trompas. Sin embargo, el término correcto es salpingoclasia, un procedimiento quirúrgico destinado a prevenir futuros embarazos.
La ligadura de trompas es un método anticonceptivo permanente que implica la intervención en las trompas de Falopio, encargadas de transportar los óvulos desde los ovarios hacia el útero. Durante este procedimiento, se localiza el área de la trompa con menos vascularización (con menos suministro de sangre), lo que facilita su ligadura. El procedimiento generalmente se realiza durante una cesárea o en una cirugía programada, y puede implicar varios pasos, como cortar, cauterizar y amarrar las trompas para impedir que los óvulos puedan llegar al útero.
En este tipo de intervención, se procede con la ligadura de las trompas, utilizando un hilo quirúrgico resistente para apretar y sellar las trompas de Falopio. El objetivo es que, de esta manera, el óvulo no pueda ser fecundado por los espermatozoides. Es importante aclarar que, si bien algunas personas se refieren a este proceso como “amarrarse”, en realidad se realiza un nudo quirúrgico, seguido de un corte y una cauterización del extremo de las trompas, lo cual evita que las trompas puedan unirse nuevamente.
En términos prácticos, la paciente ya no podrá quedar embarazada de manera natural, ya que este procedimiento interrumpe permanentemente el paso del óvulo. Sin embargo, si la paciente cambia de opinión y desea tener hijos en el futuro, existe una opción: la recanalización de las trompas. Este procedimiento quirúrgico puede restaurar parcialmente la fertilidad, aunque las probabilidades de éxito no son altas.
Una de las preguntas más comunes de los pacientes es si la ligadura de trompas puede “desamarrarse” fácilmente, y la respuesta es clara: no es tan sencillo como parece. Aunque se pueden realizar procedimientos de recanalización, es importante entender que no se trata de un proceso tan simple como deshacer un nudo. La trompa no se une por sí sola, y aunque existen casos raros (uno en mil) en los que las trompas se reconectan de manera espontánea, esto no es lo habitual.
Por lo tanto, si una persona decide someterse a una ligadura de trompas, debe estar segura de su decisión, ya que es un método anticonceptivo quirúrgico voluntario e irreversible en la mayoría de los casos.
Para muchas mujeres, la ligadura de trompas es una excelente opción si ya tienen hijos y no desean más. En el caso de la paciente de nuestro ejemplo, ya tiene cuatro hijos y ha decidido someterse a este procedimiento para evitar un embarazo futuro. Sin embargo, es esencial comprender que esta es una decisión personal y debe ser considerada cuidadosamente, ya que, aunque reversible mediante recanalización, no garantiza la restauración total de la fertilidad.
Es importante recordar que la ligadura de trompas es un método anticonceptivo quirúrgico permanente, diseñado para quienes han tomado una decisión firme de no querer más hijos. Si en el futuro se desea un embarazo, se puede recurrir a la recanalización, pero los resultados no están garantizados y la fertilidad no se restablece de manera total.
Como siempre, la clave está en la información. Consultar con un profesional médico y entender todos los aspectos de este procedimiento es fundamental para tomar la mejor decisión para nuestra salud reproductiva.