Un mioma uterino es un tumor benigno y no canceroso que crece en el tejido muscular del útero o miometrio en las mujeres. Su nombre real es Leiomioma uterino, ya que proceden de tejido muscular liso del miometrio.
Hay tres tipos de mioma uterino: subseroso, intramural y submucoso. La gran mayoría de los miomas uterinos son de carácter benigno, pero es conveniente vigilar los que crecen muy rápido, especialmente en el caso de mujeres postmenopáusicas, ya que en un escaso porcentaje de casos, los miomas pueden dar lugar a un tipo de cáncer denominado leiomiosarcoma.
Algunos miomas uterinos pueden pasar desapercibidos al no presentar ningún síntoma.
Las causas de este problema no están del todo claras, el origen más probable de este trastorno es hormonal, ya que según se ha observado en las investigaciones, el crecimiento de los miomas está directamente relacionado con el nivel de progesterona.
Regularmente, el ginecólogo es el especialista que diagnostica los miomas uterinos después de que la mujer acuda a consulta ginecológica por síntomas y molestias, pero muchas veces se diagnostican tras una revisión rutinaria. El diagnóstico se lleva a cabo con una ecografía transvaginal, una histerosonografía (ecografía con infusión salina) o una resonancia magnética (si los resultados de las dos pruebas anteriores no son del todo concluyentes). No obstante, si el mioma es grande el médico puede detectarlo con una simple palpación.
El síntoma más frecuentemente asociado a la aparición de los miomas es la hemorragia uterina anormal.
Ocasionalmente pueden contribuir a un problema de infertilidad. También se han relacionado con abortos de repetición.
En estos casos el crecimiento del mioma suele ser rápido y esto hay que tenerlo especialmente presente en pacientes post-menopáusicas.