Las revisiones ginecológicas anuales a las que se someten las mujeres tienen dos objetivos principales: la prevención y el diagnóstico precoz de enfermedades.
La pandemia no nos lo ha puesto fácil y al principio el miedo al contagio desde un centro sanitario hizo que muchas mujeres dejaran de asistir a sus citas, a lo que habría que sumarle el miedo, la pereza, o la angustia que siempre ha habido a la hora de acudir a estas consultas.
Esta revisión con el ginecólogo es fundamental en primer lugar por cuestión de prevención, ya que muchas enfermedades pueden aparecer en el aparato reproductor femenino sin síntomas aparentes, estas revisiones ayudarán a detectarlas a tiempo, ya que en ocasiones cuando éstos aparecen pueden indicar que la enfermedad está avanzada y por tanto el tratamiento puede ser más complicado. Detectar los factores de riesgo es importante para prever cualquier problema de salud”.
Por otra parte, estas visitas al ginecólogo facilitan el diagnóstico precoz de enfermedades, ya que se realiza una evaluación para poder comprobar el estado y detectar aquellas patologías que puedan requerir tratamiento. “Gracias a las revisiones anuales ginecológicas se pueden detectar enfermedades tanto de transmisión sexual, como cáncer ginecológico o de mama.
Diferentes sensaciones negativas surgen en la mente de las mujeres cuando piensan en un chequeo ginecológico, la mayor parte de ellas procedentes de ideas preconcebidas, falta de información, y con la sensación de no poder depositar toda su confianza en un médico especialista en ginecología.
El miedo a realizarse una revisión puede retrasar el diagnóstico de cualquier problema de salud, por lo que es imprescindible asistir siempre.
DE EFE