Nuevos hábitos sexuales (como tener más parejas o más prácticas de riesgo: sexo+drogas); una deficiente educación sexual y un escaso o ineficiente uso de los anticonceptivos de barrera están detrás del aumento exponencial de las enfermedades de transmisión sexual.
Algunas de estas enfermedades de transmisión sexual (ETS) son muy conocidas, pero otras no tanto a pesar de su alta incidencia: clamidia, gonorrea, sífilis, hepatitis B y C, VIH, virus del papiloma humano, virus del herpes simple, y linfogranuloma venéreo.
Hay que tener en cuenta el infradiagnóstico de estas enfermedades en hombres, porque acuden menos al médico a revisarse, y también porque el 50% de estas dolencias son asintomáticas.
No se trata sólo de usar preservativo, sino de hacer un buen uso del preservativo, es decir, durante toda la relación sexual.
El embarazo tras las relaciones sexuales de riesgo siempre ha supuesto una preocupación generalizada, pero no ocurre lo mismo con las ETS y los problemas de salud que ocasionan.
En definitiva, la utilización de anticonceptivos de barrera parece estar más vinculada a la prevención de embarazos no deseados.
La percepción de una débil relación entre el desarrollo del cáncer y las enfermedades de transmisión sexual evidencia los indicios del desconocimiento de muchas mujeres acerca de las consecuencias de infecciones como el Virus del Papiloma Humano (VPH).
Esta tendencia evidencia, una necesidad clara: una educación sexual más completa y con perspectiva de género.
DE EFE