La vaginoplastia o la labioplastia son algunas de las intervenciones quirúrgicas que buscan mejorar el aspecto físico de la zona íntima femenina, pero también solucionar problemas como la incontinencia urinaria, el vaginismo u otras molestias que pueden afectar a las relaciones sexuales.
Una reducción de los labios menores o del abultamiento del pubis; la corrección de una cicatriz de episiotomía; la reconstrucción del himen; el aumento de los labios mayores o un rejuvenecimiento vaginal tras los partos, son algunas de las muchas opciones que ofrece la cirugía íntima femenina.
Rasurarse el vello genital ha dejado al descubierto algunas anomalías en esta zona que antes no eran tan evidentes para la mujer.
La paciente busca en estas operaciones normalidad. Estas intervenciones las mujeres la piden porque tienen complejos o porque les provocan molestias de diferentes índoles.
Habitualmente son razones estéticas más que de salud las que motivan a la mujer a someterse a una cirugía vaginal, pero a veces también existen molestias o problemas en las relaciones sexuales.
Por lo general la mujer no busca una mejora de su apariencia genital en la cirugía vaginal, si no recuperar una apariencia normal, reconstruir esa zona de su cuerpo que es anómala o le produce un complejo.
Estas son intervenciones seguras aunque puede producirse alguna infección si la paciente no sigue las instrucciones y los cuidados después de la intervención.
Aunque se usa anestesia local y la recuperación es rápida, lo que podría hacer pensar en una operación sencilla, no es así puesto que se emplean suturas muy finas, pero si el cirujano tiene experiencia y la técnica es buena, el riesgo es mínimo.
DE EFE