Diversas causas pueden influir en el parto, sobre todo el tamaño de la pelvis de la embarazada será uno de los factores más importantes, ya que es decisivo en el momento del alumbramiento.
La posición en la que se da a luz también tiene mucha importancia. En muchos casos, aunque la pelvis sea estrecha, dar a luz en cuclillas favorece el paso de la cabeza del niño por el interior de la pelvis.
La pelvis no es una estructura rígida y fija, sino que tiene una gran capacidad para adaptarse. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el niño es capaz de adaptarse a la pelvis materna, mediante rotaciones y contorneos, con el fin de deslizarse mejor por el interior de la pelvis y el canal del parto.
De todos modos, si se tienen en cuenta las características físicas del papá, se puede hacer una valoración preventiva. Si, por ejemplo, el padre del niño se parece a la mamá (en altura y en conformación física), es probable que el pequeño se parezca a sus padres y que, por tanto, no existan obstáculos para un parto natural.
Otro factor importante que hay que considerar es el peso estimado que el bebé tendrá al nacer: aun siendo un dato «imperfecto» (se calcula con una aproximación de cerca de un 10% de error), la valoración del peso fetal efectuada durante la ecografía de las 32-34 semanas, posiblemente completada con un posterior control a las 36 semanas de embarazo en caso de dudas, puede proporcionar un dato relevante en la elección del modo en que se dará a luz. Aunque, al final, es la valoración clínica el elemento fundamental de juicio.