Si empiezas a tener contracciones periódicas que hacen que el cuello uterino se empiece a abrir (dilatar) o afinar antes de la semana 37 de embarazo, se considera que estás teniendo un parto prematuro. Si un bebé nace antes de semana 37 de embarazo, se le conoce como nacimiento prematuro.
El nacimiento prematuro puede causar problemas de salud o puede ser incluso fatal para el bebé si ocurre demasiado temprano. Cuanto más desarrollado o maduro esté el bebé al nacer, mayores probabilidades tiene de sobrevivir y de mantenerse sano.
Mientras más corto es el período del embarazo, más alto es el riesgo de las complicaciones. Los bebés que nacen en forma prematura tienen un alto riesgo de muerte en sus primeros años de vida. Existe también un alto riesgo de desarrollar serios problemas de salud como: parálisis cerebral, enfermedades crónicas pulmonares, problemas gastrointestinales, retraso mental, pérdida de la visión y el oído.
A pesar de que existen varios factores conocidos que llevan al nacimiento prematuro, en casi la mitad de todos los nacimientos de este tipo se desconoce su causa.
Después de nacer, los recién nacidos prematuros son llevados a una Unidad Neonatológica de Cuidados Intensivos. Son puestos en incubadoras o una cuna cerrada en plástico con ambiente con temperatura y humedad ambiental controlado, ya que en el nacimiento están expuestos a factores ambientales externos y procesos fisiológicos propios que ponen en riesgo la estabilidad térmica del neonato. Su manejo debe de ser mínimo para evitar pérdida de energía y limitar su exposición a gérmenes. En algunos casos se usa una atmósfera enriquecida de oxígeno, aunque se trata de evitar ya que puede causar efectos secundarios dañinos como la retinopatía por concentraciones altas de oxígeno. Los bebés prematuros pueden ser dados de alta del hospital cuando ya no necesitan los cuidados intensivos constantes que el hospital provee.