El dolor que se siente al tener relaciones sexuales es “dispareunia”, que es el dolor genital persistente o recurrente que ocurre antes, durante o después de tener relaciones sexuales.
Una consecuencia de la atrofia vaginal es la dispareunia, que se conoce como el dolor durante las relaciones sexuales. La vagina atrófica es delgada, frágil, no elástica y sobretodo seca y no lubricada. Esto provoca dolor durante la relación sexual con una serie de consecuencias negativas para la relación de pareja que tienen como consecuencia la falta de libido y sensación de malestar en situaciones íntimas con la pareja.
La dispareunia puede ser causada también por el dolor en el área del perineo provocado por la cicatriz de episiotomía o después de una laceración en un parto espontáneo.
Conocer la causa del dolor y actuar sobre el tejido con un tratamiento láser de última generación es hoy la solución más eficaz para resolver este síntoma.
La acción del láser reactiva y reestablece por lo tanto, de manera totalmente segura e indolora, el correcto funcionamiento de las estructuras implicadas a nivel urogenital, mejorando entre otros también los síntomas asociados a disfunciones urinarias (leve incontinencia por el estrés).
Se inicia un proceso de regeneración de los tejidos que dura algunas semanas, pero la estimulación es inmediata y ya después del primer tratamiento se perciben importantes mejoras.
Durante el puerperio a menudo aparecen en la mujer problemas de dispareunia cuando el parto ha tenido lugar mediante el uso de fórceps o se ha realizado una episiotomía.
La dispareunia femenina a menudo aparece asociada a problemas de vaginismo, a endometriosis, no quedando claro cuál es la causa y cuál el efecto. En ocasiones se puede originar por la prolongación de la fase de meseta, ya que esto disminuye la lubricación. El dolor en las mujeres puede implicar ardor, quemadura, contracción o dolor cortante, que puede localizarse en la parte interior o exterior de la vagina, en la región pélvica o en el abdomen.
Si bien la mayoría de las mujeres han experimentado dolor en alguna ocasión durante sus actividades sexuales, para considerarse trastorno ha de presentarse de forma crónica.
Las causas pueden ser de origen orgánico: agentes infecciosos, enfermedades genito-urinarias, irritaciones por el material de los anticonceptivos de barrera (preservativos, diafragma, dispositivo intrauterino -DIU-, espermicidas) y, en la tercera edad, vaginitis senil.
También pueden darse causas de origen psicológico: la pérdida de interés por el compañero, que puede originar una inadecuada lubricación vaginal, o la falta de excitación en el momento de la penetración, educación inadecuada o ansiedad.